jueves, 3 de enero de 2013


Resurrección y ascensión

La resurrección de Cristo, por Piero della Francesca (siglo XV).
La resurrección de Cristo, en el Retablo de Isenheim, por el pintor alemán Matthias Grünewald (siglo XVI).
Los cuatro evangelios relatan que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día después de su muerte y se apareció a sus discípulos en varias ocasiones.55 En todos ellos, la primera en descubrir la resurrección de Jesús es María Magdalena. Dos de los evangelios (Marcos y Lucas) relatan también su ascensión a los cielos. Los relatos sobre Jesús resucitado varían, sin embargo, según los evangelios:
  • En el Evangelio de Mateo, María Magdalena y «la otra María» fueron al sepulcro en la mañana del domingo. Sobrevino un terremoto, y un ángel vestido de blanco removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Los guardias, que presenciaron la escena, temblaron de miedo y «se quedaron como muertos» (Mt 28, 1-4). El ángel anunció a las mujeres la resurrección de Jesús, y les encargó que dijeran a los discípulos que fueran a Galilea, donde podrían verle. Al regresar, el propio Jesús les salió al encuentro, y les repitió que dijeran a los discípulos que fueran a Galilea (Mt 28, 5-10). Entre tanto, los guardias avisaron a los príncipes de los sacerdotes de lo ocurrido. Éstos les sobornaron para que divulgaran la idea de que los discípulos de Jesús habían robado su cuerpo (Mt 28, 11-15). Los once apóstoles fueron a Galilea, y Jesús les hizo el encargo de predicar el evangelio (Mt 28, 16-20).
  • En el Evangelio de Marcos, tres seguidoras de Jesús, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, fueron al sepulcro el domingo, muy de mañana, con la intención de ungir a Jesús con perfumes (Mc 16, 1-2). Vieron que la piedra que cubría el sepulcro estaba removida. Dentro del sepulcro, descubrieron a un joven vestido con una túnica blanca, quien les anunció que Jesús había resucitado, y les ordenó que dijesen a los discípulos y a Pedro que fuesen a Galilea para allí ver a Jesús. Se indica que María y sus compañeras no dijeron nada a nadie, pues tenían miedo (Mc 16, 3-8). A continuación, se dice que Jesús se apareció a María Magdalena (sin mencionar a las otras mujeres), y que esta dio al resto de los seguidores de Jesús la buena noticia, pero no fue creída (Mc 16, 9-11). Jesús volvió a aparecerse, esta vez a dos que iban de camino: cuando estos discípulos contaron lo ocurrido, tampoco se les creyó (Mc 16, 12-13). Finalmente, se apareció a los once apóstoles, a los que reprendió por no haber creído en su resurrección. Les encomendó predicar el evangelio, y subió a los cielos, donde está sentado a la derecha de Dios (Mc 16, 14-20).56
  • En el Evangelio de Lucas, algunas mujeres, María Magdalena, Juana y María de Santiago, y otras cuyos nombres no se mencionan, acudieron al sepulcro para ungir a Jesús con perfumes. Encontraron removida la piedra del sepulcro, entraron en él y no encontraron el cuerpo (Lc 24, 1-3). Entonces se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes, quienes les anunciaron la resurrección de Jesús (Lc 24, 4-7). Las mujeres anunciaron la resurrección a los apóstoles, pero estos no las creyeron (Lc 24,8-11), excepto Pedro, que fue al sepulcro y comprobó que el cuerpo había desaparecido (Lc 24, 12). Ese mismo día, Jesús se apareció a dos discípulos que caminaban de Jerusalén a Emaús, que lo reconocieron en el momento de la fracción del pan (Lc 24, 13-35). Poco después se presentó ante los once, que creyeron que se trataba de un espíritu, pero les demostró que era él en carne y huesos, y comió en su presencia (Lc24,36-43). Les explicó el sentido de su muerte y resurrección (Lc 24,44-49), y, más tarde, los llevó cerca de Betania, donde ascendió al cielo (Lc 24,50-53).
  • En el Evangelio de Juan, María Magdalena fue al sepulcro muy de madrugada y descubrió que la piedra había sido removida. Corrió en busca de Pedro y del «discípulo a quien Jesús amaba» para avisarles (Jn 20,1-2). Los dos corrieron hacia el sepulcro. El discípulo amado llegó primero, pero no entró en el sepulcro. Pedro entró primero y vio las fajas y el sudario, pero no el cuerpo. El otro discípulo entró después, «y vio y creyó» (Jn 20, 3-10). Magdalena se quedó fuera, y se le aparecieron dos ángeles vestidos de blanco. Le preguntaron: «¿Por qué lloras, mujer?», y ella contestó: «Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Se volvió hacia atrás, y vio a Jesús resucitado, quien le preguntó a su vez por qué lloraba. Magdalena le confundió con el hortelano, y le preguntó dónde había puesto a Jesús. Jesús la llamó: «¡María!», y ella lo reconoció, respondiendo: «¡Rabbuní!». Jesús le pidió que no lo tocara, ya que aún no había subido al Padre, y pidió que avisara a sus hermanos de que iba a subir al Padre. Magdalena fue a anunciar lo ocurrido a los discípulos (Jn 20, 11-18). Ese mismo día, por la tarde, Jesús se apareció al lugar en que los discípulos se encontraban ocultos por temor de los judíos. Les saludó diciendo «La paz sea con vosotros», les mostró la mano y el costado, y, soplando, les envió el Espíritu Santo. Uno de los once, Tomás, no estaba con el resto cuando tuvo lugar la aparición de Jesús, y no creyó que el aparecido fuera realmente Jesús (Jn 20, 19-25). Ocho días después, Jesús volvió a aparecerse a todos los discípulos, incluido Tomás. Para vencer su incredulidad, Jesús le dijo que tocara su mano y su costado. Tomás creyó en él (Jn 20, 26-29). Más adelante, Jesús volvió a aparecerse a siete de sus discípulos cuando estaban pescando junto al Mar de Tiberiades. No habían pescado nada; les pidió que volvieran a echar la red y la sacaron llena de peces. Entonces lo reconocieron, y comieron con él panes y peces (Jn 21,1-14). Tras esto, se relata una conversación entre Jesús y Pedro, en la que interviene también el «discípulo amado» (Jn 21,15-23).

Crucifixión

Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: «Salud, rey de los judíos».49 Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa, en arameo, ‘lugar del cráneo». Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cirene.
Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Tras crucificarlo, los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos», que a menudo en pinturas se abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, literalmente ‘Jesús de Nazaret, rey de los judíos’). Fue crucificado entre dos ladrones.50
Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: «Elí, Elí, lemá sabactani», que ―según los Evangelios de Mateo y Marcos― en arameosignifica: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’.51 Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios.52También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al «discípulo a quien amaba» (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre).

Sepultura

Un seguidor de Jesús, llamado José de Arimatea, solicitó a Pilato el cuerpo de Jesús la misma tarde del viernes en que había muerto, y lo depositó, envuelto en una sábana, en un sepulcro excavado en la roca. Cubrió el sepulcro con una gran piedra.53 Según el Evangelio de Mateo (no se menciona en los otros evangelios), al día siguiente, los «príncipes de los sacerdotes y los fariseos» pidieron a Pilato que colocase frente al sepulcro una guardia armada, para evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y difundieran el rumor de que había resucitado. Pilato accedió.54

Arresto

Tras la cena, según los sinópticos, Jesús y sus discípulos fueron a orar al huerto de Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos, y Jesús sufrió un momento de fuerte angustia con respecto a su destino, aunque decidió acatar la voluntad de Dios.40 41
Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata.42 Acompañado de un grupo armado de espadas y garrotes, enviado por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la mejilla. Jesús fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia, pero finalmente todos se dispersaron y huyeron.43

Juicio

Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el Evangelio de Juan, fue llevado primero a casa deAnás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús.44 En el Evangelio de Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos.45 Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan), como Jesús le había profetizado.46
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador47 romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.48

Transfiguración


Transfiguración de Jesús, por Rafael(siglo XVI).
Los evangelios sinópticos32 relatan que Jesús subió a un monte a orar con algunos de los apóstoles, y mientras oraba se transformó el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y resplandeciente. Aparecieron junto a él Moisés y Elías. Los apóstoles dormían mientras tanto, pero al despertar vieron a Jesús junto a Moisés y Elías. Pedro sugirió que hicieran tres tiendas: para Jesús, Moisés y Elías. Entonces apareció una nube y se oyó una voz celestial, que dijo: «Este es mi Hijo elegido, escuchadle». Los discípulos no contaron lo que habían visto.

Pasión

Entrada en Jerusalén y purificación del Templo


Expulsión de los mercaderes del templo, según la interpretación de Giotto (siglos XIII-XIV).
Según los cuatro evangelios, Jesús fue con sus seguidores a Jerusalén para celebrar allí la fiesta de Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se cumplieran las palabras del profeta Zacarías (Zc 9:9: «He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de una bestia de carga»). Fue recibido por una multitud, que lo aclamó como «hijo de David» (según el Evangelio de Lucas, fue aclamado solo por sus discípulos).33 En los evangelios de Lucas y de Juan, Jesús es aclamado como rey.
Según los evangelios sinópticos, a continuación fue al Templo de Jerusalén, y expulsó de allí a los cambistas y a los vendedores de animales para los sacrificios rituales34 (el Evangelio de Juan, en cambio, sitúa este episodio al comienzo de la vida pública de Jesús, y lo relaciona con una profecía sobre la destrucción del Templo).35 Vaticinó la destrucción del Templo36 y otros acontecimientos futuros.

Unción en Betania y Última Cena

En Betania, cerca de Jerusalén, fue ungido con perfumes por una mujer.37 Según los sinópticos, la noche de Pascua cenó en Jerusalén con los Apóstoles, en lo que la tradición cristiana designa como Última Cena. En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo que sería traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las manos, diciendo «Tomad y comed, este es mi cuerpo» y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: «Bebed de él todos, porque esta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados».38 Profetizó también, según los sinópticos, que no volvería a beber vino hasta que no lo bebiera de nuevo en el Reino de Dios.39

Transfiguración

Transfiguración de Jesús, por Rafael(siglo XVI).
Los evangelios sinópticos32 relatan que Jesús subió a un monte a orar con algunos de los apóstoles, y mientras oraba se transformó el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y resplandeciente. Aparecieron junto a él Moisés y Elías. Los apóstoles dormían mientras tanto, pero al despertar vieron a Jesús junto a Moisés y Elías. Pedro sugirió que hicieran tres tiendas: para Jesús, Moisés y Elías. Entonces apareció una nube y se oyó una voz celestial, que dijo: «Este es mi Hijo elegido, escuchadle». Los discípulos no contaron lo que habían visto.

Pasión

Entrada en Jerusalén y purificación del Templo

Expulsión de los mercaderes del templo, según la interpretación de Giotto (siglos XIII-XIV).
Según los cuatro evangelios, Jesús fue con sus seguidores a Jerusalén para celebrar allí la fiesta de Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se cumplieran las palabras del profeta Zacarías (Zc 9:9: «He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de una bestia de carga»). Fue recibido por una multitud, que lo aclamó como «hijo de David» (según el Evangelio de Lucas, fue aclamado solo por sus discípulos).33 En los evangelios de Lucas y de Juan, Jesús es aclamado como rey.
Según los evangelios sinópticos, a continuación fue al Templo de Jerusalén, y expulsó de allí a los cambistas y a los vendedores de animales para los sacrificios rituales34 (el Evangelio de Juan, en cambio, sitúa este episodio al comienzo de la vida pública de Jesús, y lo relaciona con una profecía sobre la destrucción del Templo).35 Vaticinó la destrucción del Templo36 y otros acontecimientos futuros.

Unción en Betania y Última Cena

En Betania, cerca de Jerusalén, fue ungido con perfumes por una mujer.37 Según los sinópticos, la noche de Pascua cenó en Jerusalén con los Apóstoles, en lo que la tradición cristiana designa como Última Cena. En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo que sería traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las manos, diciendo «Tomad y comed, este es mi cuerpo» y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: «Bebed de él todos, porque esta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados».38 Profetizó también, según los sinópticos, que no volvería a beber vino hasta que no lo bebiera de nuevo en el Reino de Dios.39

Bautismo y tentaciones

La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo, según el Evangelio de Lucas),14 por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán.15 Durante el bautismo, el Espíritu de Dios, en forma de paloma, descendió sobre Jesús, y se escuchó la voz de Dios.16
Según los sinópticos, el Espíritu condujo a Jesús al desierto, donde ayunó durante cuarenta días y superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio.17 No se menciona este episodio en el Evangelio de Juan. Después Jesús marchó a Galilea, se estableció enCafarnaún,18 y comenzó a predicar la llegada del Reino de Dios.19

Vida pública

Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judea predicando el evangelio y realizando numerososmilagros. El orden de los hechos y dichos de Jesús varía según los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús, aunque el Evangelio de Juan menciona que Jesús celebró la fiesta anual de la Pascua judía (Pésaj) en Jerusalén en tres ocasiones. Los sinópticos mencionan solo la fiesta de Pascua en la que Jesús fue crucificado.
Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús narrados en los evangelios tienen como escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o lago de Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras, como CorozaínBetsaida.20 También visitó, en el sur de la región, localidades como Caná o Naín, y la aldea en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por sus antiguos convecinos.21 Su predicación se extendió también a Judea (según el Evangelio de Juan, visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el comienzo de su vida pública), y estuvo en Jericó 22 y Betania (donde resucitó a Lázaro).23
Escogió a sus principales seguidores (llamados en los evangelios Apóstoles; en griego, «enviados»), en número de doce, de entre el pueblo de Galilea. En los sinópticos se menciona la lista siguiente: Simón, llamado Pedro y su hermano AndrésSantiago el de Zebedeo y su hermano JuanFelipe y BartoloméTomás y Mateo el publicanoSantiago el de Alfeo y TadeoSimón el Zelote y Judas Iscariote, el que posteriormente traicionaría a Jesús (Mt 10,2-4; Mc 3,16-19; Lc 6, 13-16).24 Algunos de ellos eran pescadores, como las dos parejas de hermanos formadas respectivamente por Pedro y Andrés, y Juan y Santiago.25 Mateo se identifica generalmente con Leví el de Alfeo, un publicano de quien en los tres sinópticos se relata brevemente cómo fue llamado por Jesús (Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27-28).26 lo que acarreó a Jesús numerosos reproches de los fariseos.
El Evangelio de Juan solo menciona los nombres de nueve de los apóstoles, aunque en varios pasajes hace referencia a que eran doce.27
Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para escuchar sus palabras. Entre sus discursos, destaca el llamado Sermón de la Montaña, en el Evangelio de Mateo (Mt 5-7). Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus seguidores el Reino de Dios. Las parábolas de Jesús son breves relatos cuyo contenido es enigmático (a menudo han de ser después explicadas por Jesús). Tienen en general un contenido escatológico y aparecen exclusivamente en los evangelios sinópticos. Entre las más conocidas están la parábola del sembrador (Mt 13,3-9; Mc 4,3-9; Lc 8,5-8), cuyo significado explica Jesús a continuación; la de la semilla que crece (Mc 4,26-29); la del grano de mostaza (Mt 13,31-32; Mc 4,30-32), la de la cizaña (Mt 13,24-30), la de la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7), la del siervo despiadado (Mt 18, 23-35), la de los obreros enviados a la viña (Mt 20,1-16), la de los dos hijos (Mt 21,28-32), la de los viñadores homicidas (Mt 21,33-42; Mc 12,1-11; Lc 20,9-18); la de los invitados a la boda (Mt 22, 1-14), la de las diez vírgenes (Mt 25,1-13), la de los talentos (Mt 25,14-30; Lc 19,12-27). Dos de las más conocidas aparecen solo en el Evangelio de Lucas: se trata de las parábolas delsamaritano (Lc 10,30-37) y del hijo pródigo (Lc 15,11-32). En las parábolas, utiliza Jesús frecuentemente imágenes relacionadas con la vida campesina.
Mantuvo controversias con miembros de algunas de las más importantes sectas religiosas del judaísmo, y muy especialmente con los fariseos, a quienes acusó de hipocresía y de no cuidar lo más importante de la Torá: la justicia, la compasión y la lealtad (Mt 12, 38-40; Lc 20, 45-47).
La originalidad de su mensaje radicaba en la insistencia en el amor al enemigo (Mt 5,38-48;Lc 6, 27-36) así como en su relación estrechísima con Dios a quien llamaba en arameo con la expresión familiar Abba (Padre) que ni Marcos (Mc 14,36) ni Pablo (Rm 8, 15; Gal 4, 6) traducen. Se trata de un Dios cercano que busca a los marginados, a los oprimidos (Lc 4, 18) y a los pecadores (Lc 15) para ofrecerles su misericordia. La oración del Padre nuestro (Mt 6,9-13: Lc 11,1-4), que recomendó utilizar a sus seguidores, es clara expresión de esta relación de cercanía con Dios antes mencionada.

Milagros


La resurrección de Lázaro por Giotto di Bondone (siglo XIV).
Según los evangelios, durante su ministerio Jesús realizó varios milagros. En total, en los cuatro evangelios canónicos se narran veintisiete milagros, de los cuales catorce son curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios de tipo natural y tres signos extraordinarios.
  • Los evangelios narran las siguientes curaciones milagrosas obradas por Jesús:
  1. Sanó la fiebre de la suegra de Pedro, en su casa en Cafarnaúm, tomándola de la mano (Mc 1,29-31; Mt 5,14-15; Lc 4,38-39);
  2. Sanó a un leproso galileo mediante la palabra y el contacto de su mano (Mc 1,40-45; Mt 8,1-4; Lc 5,12-16);
  3. Sanó a un paralítico en Cafarnaúm que le fue presentado en una camilla y al que había perdonado sus pecados, ordenándole que se levantara y se fuera a su casa (Mc 2, 1-12; Mt 9,1-8; Lc 5,17-26);
  4. Sanó a un hombre con la mano seca en sábado en una sinagoga, mediante la palabra (Mc 3,1-6; Mt 12,9-14;Lc 6,6-11);
  5. Sanó a una mujer que padecía flujo de sangre, que sanó al tocar el vestido de Jesús (Mc 5,25-34; Mt 9,18-26; Lc 8,40-56);
  6. Sanó a un sordomudo en la Decápolis metiéndole los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo:«Effatá», que significaría ‘ábrete’ (Mc 7,31-37);
  7. Sanó a un ciego en Betsaida poniéndole saliva en los ojos e imponiéndole las manos (Mc 8,22-26);
  8. Sanó a Bartimeo, el ciego de Jericó (Mt 20,29-34; Mc 10,46-52; Lc 18,35-45);
  9. Sanó a distancia al criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13, Lc 7,1-10, Jn 4,43-54; Jn 4,43-54);28
  10. Sanó a una mujer que estaba encorvada y no podía enderezarse, mediante la palabra y la imposición de manos (Lc 13,10-17). Esta curación tuvo lugar también en sábado y en una sinagoga;
  11. Sanó a un hidrópico en sábado, en casa de uno de los principales fariseos (Lc 14, 1-6).
  12. Sanó a diez leprosos, que encontró de camino a Jerusalén, mediante la palabra (Lc 17,11-19).
  13. Sanó a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo, en Jerusalén, en sábado (Jn 5,1-9).
  14. Sanó a un ciego de nacimiento untándolo con lodo y saliva, tras lo cual le ordenó lavarse en la piscina de Siloé (Jn 9,1-12).
  • En los evangelios canónicos aparecen cinco relatos de expulsiones de espíritus impuros (exorcismos) realizados por Jesús:
  1. Expulsó a un demonio en la sinagoga de Cafarnaúm (Mc 1,21-28; Lc 4,31-37);
  2. a otro en la región de Gerasa (Mt 8,28-34; Mc 5,1-21; Lc 8,26-39);
  3. a otro que poseía a la hija de una mujer sirofenicia (Mt 15,21-28; Mc 7,24-30);
  4. a otro que atormentaba a un epiléptico (Mt 17,20-24; Mc 9,14-27; Lc 9,37-43);
  5. a un «demonio mudo» (Lc 11,14; Mt 12,22).
Además, hay varios pasajes que hacen referencia de modo genérico a exorcismos de Jesús (Mc 1,32-34;Mc 3,10-12).
  1. Resucitó una niña de doce años, la hija de Jairo (Mc 5,21-24, Mt 9,18-26, Lc 8,40-56). Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida (Mt 9,24;Mc 5,39;Lc 8,52).
  2. al hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17).
  3. Lázaro (Jn 11,1-44).
  • Jesús obró también, según los evangelios, dos prodigios de tipo natural, en los que se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas naturales (el mar y el viento) a su autoridad.
  1. Jesús ordena a la tempestad que se calme y ésta obedece (Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25).
  2. Jesús camina sobre las aguas (Mt 14,22-33; Mc 6,45-52; Jn 6,16-21).
  • Tres signos extraordinarios, que tienen un sentido acusadamente simbólico:
  1. Multiplicación de los panes y los peces. Es el único de todos los milagros de Jesús que es registrado por todos los evangelios (Mc 6,32-44; Mt|14,13-21; Lc 9,10-17; Jn 6,1-13). Ocurre en dos ocasiones según los evangelios de Marcos (Mc 8,1-10) y Mateo (Mt 15,32-39);
  2. la pesca milagrosa (Lc 5,1-11; Jn 21,1-19);
  3. la conversión del agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2,1-11).
En esos tiempos, los escribas, fariseos y otros, atribuyeron a una confabulación con Belcebú este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió enérgicamente de estas acusaciones.29 Según los relatos evangélicos, Jesús no solo tenía el poder de expulsar demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores.30 Incluso se menciona el caso de un hombre que, sin ser seguidor de Jesús, expulsaba con éxito demonios en su nombre.31